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Cuando miro hacia atrás y reviso con calma los detalles de algunas de las historias que me contaron cuando era niña, a pesar de que han pasado ya muchos años de mi aprendizaje, descubro que siguen teniendo la misma vigencia. Siento que las palabras, los rituales, los ingredientes de las recetas con las que elaborar las pócimas mágicas y las leyendas que las originaron tienen que ser preservadas en su esencia.
Para ser una bruja, o como decimos en mi tierra, una meiga, es necesario saber cuáles son las Fuerzas que debes convocar para cada propósito; qué conjuros te ayudarán a llegar a ellas y bajo qué lunas han de ser pronunciados para que las diosas o los elementales que residen en las cuatro Atalayas te concedan la facultad de cambiar las circunstancias adversas y dar un giro al rumbo de los acontecimientos.
Has de aprender a abrir los caminos cuando la mala estrella los haya cerrado, a dar fuerza a los débiles, a sanar las heridas que deja el desamor, a atraer la buena fortuna a quien lo necesite y a proteger a los más vulnerables de los ataques de los enemigos, como mi abuela solía hacer. Espero que, en las páginas de este libro, escrito con la intención y el deseo de trasmitir las enseñanzas de mi maestra, encuentres lo que necesitas para, si así lo tienes decidido, llegar a ser una buena meiga.
ISBN: 978-84-415-4945-6
288 páginas
Código: 2360518
Rosa Alonso es meiga por herencia y por vocación. En Galicia la tradición dice que una meiga ha de conservar celosamente lo que le han enseñado, pero ha de investigar para ampliar esos conocimientos buscando siempre las raíces de una cultura que hasta ahora, por miedo a los cismas, se había trasmitido de manera privada en el entorno familiar. Rosa, además de guardar las enseñanzas de la abuela, ha dedicado una parte de su vida a ampliar esos conocimientos, investigando las costumbres y tradiciones de los lugares más remotos de la geografía gallega. Hace casi cuarenta años, siendo muy joven, abrió su tienda que se convirtió en el centro de reunión de las personas que, como ella, amaban la cultura celta y buscaban reencontrar sus raíces.
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