ÓSCAR FAJARDO ANALIZA EN SU LIBRO INSATISFICCIÓN LAS CLAVES PARA ENTENDER MEJOR LA SOCIEDAD DURANTE LA PANDEMIA

El escritor y periodista Óscar Fajardo explica en el libro Insatisficción las claves para comprender el complejo entorno que nos rodea y cómo nos afecta. Si antes de la pandemia nos hacíamos muchas preguntas sobre la sociedad, el consumo o nuestro estilo de vida, ahora muchos modelos y comportamientos están siendo afectados y cuestionados.

Vivimos en la sociedad con más abundancia de la historia de la humanidad y, sin embargo, estamos más insatisfechos que nunca. Esta es la premisa de la que parte Óscar Fajardo en su libro Insatisficción. Cómo necesidades ficticias crean insatisfacciones ficticias y que hoy en día, con la pandemia mundial a causa del virus COVID-19, está más presente aún. “La primacía de determinados valores sociales y estilos de vida, los avances tecnológicos, el modelo económico actual, la forma en la que nos comunicamos y el papel desdibujado de las instituciones de siempre han creado necesidades ficticias que nos conducen a una insatisfacción permanente”, afirma el autor.

Con una perspectiva original y diferente que abarca múltiples disciplinas, este libro nos revela las causas que originan esta insatisfacción, sus consecuencias y cómo superarlas. Un título imprescindible para entender cómo nos afecta la realidad que nos rodea, ahora más que nunca. Hoy, en nuestro blog, es el propio Fajardo quién se pregunta, en primera persona, si esta pandemia ha venido para quedarse, pero sobre todo analiza las claves para enteder(nos) más y mejor. ¡Sigue leyendo!

 

 

¿Ha venido para quedarse?

Si hubiera un podio imaginario de tópicos más repetidos durante todo el tiempo de pandemia, sin duda alguna el “ha venido para quedarse” ocuparía uno de los puestos de honor. Como surgidas de la nada, se agolpan multitud de cuestiones que, se nos asegura, no nos abandonarán hasta vacuna mediante. Aspectos que afectan a la forma de consumir y de gastar nuestro dinero, al trabajo, al ocio, a los viajes, a la distribución de nuestro tiempo entre el hogar y el exterior, a la manera en la que nos relacionamos entre nosotros y con el entorno, a la economía o al comercio mundial, entre otros muchos. Tantas cosas han venido para quedarse que casi no tenemos espacio para todas ellas. 

Un mundo impaciente, ansioso por hallar certezas a veces imposibles y mal acostumbrado a la inmediatez, demanda soluciones rápidas que expertos de todo tipo se lanzan a ofrecer con previsiones y aseveraciones de lo más variopintas. Sin embargo, nuestro correr solo acelera el desconcierto. Hoy estamos, lo queramos o no, en el territorio de la espera, un lugar que como escribía Alejandra Pizarnik, “yace en medio del saber y del no saber”. Un lugar donde sabemos algo, pero no lo suficiente para alcanzar certidumbres. Imposible conocer entonces lo que permanecerá o no con nosotros. 

Pero algo sí sabemos, y es que los cambios sociales profundos no se precipitan de golpe, como tampoco las estaciones se levantan y acuestan de un día para otro. Desconocemos lo que se quedará, pero sí sabemos que aquello que se quede ya estaba entre nosotros, en trazos más o menos gruesos. Por eso en tiempos de espera, acercarse a los libros que describen las dinámicas del comportamiento humano y social que nos trajeron hasta aquí son un buen camino para percibir el futuro que vendrá, para divisar aquello que finalmente se quedará porque, efectivamente, ya estaba entre nosotros. 

Abrir las páginas de Insatisficción es adentrarse en el conocimiento de esas dinámicas que explican muchas de las circunstancias que hoy vivimos y permiten percibir la tendencia del porvenir. Conocer la forma en las que se manifiestan valores como la inmediatez, la personalización, el estar siempre perfectos, la primacía del tener sobre el ser o la búsqueda de lo fácil, así como sus causas y consecuencias ayudan a comprender por qué en estos momentos nos mostramos más divididos que nunca, más impacientes y frustrados, menos resistentes y resilientes, más inseguros y desmotivados ante los acontecimientos que nos golpean.

Leerlo es comprobar cómo nuestro modelo económico actual propicia la sobreproducción y el hiperconsumo, la abundancia de opciones y las actualizaciones constantes que nos conducen a ser voraces en el consumo, a reducir nuestros hogares a almacenes inhabitables y a correr el riesgo, como tristemente ha sucedido, de que cualquier mínimo parón en toda esta maquinaria del consumir y de la sobreproducción produzca una catástrofe económica y deje a millones de personas en serio riesgo de supervivencia. Es también corroborar que la primacía de la especialización conduce a nuestra sociedad a una división entre expertos que solo contemplan su limitado espacio y entran en guerras estériles mientras se pierden las visiones generales que aúnan y armonizan esas perspectivas particulares y ofrecen soluciones más adecuadas con menos ‘efectos secundarios’. Algo que vivimos intensamente en estos momentos.

Entre sus capítulos observamos las consecuencias de los avances tecnológicos que nos llevan, ahora más que nunca, a vivir hiperconectados y sobreexpuestos a la red, encerrados en burbujas virtuales que minan nuestras habilidades sociales y nos aproximan al mundo tan solo a través de los sentidos de la vista y el oído, mientras olvidamos la importancia que poseen el resto de los sentidos y nuestro entorno de proximidad físico para desarrollar afectos y combatir la soledad y el aislamiento.

Tampoco se olvida Insatisficción de tratar nuestra forma de comunicar y recibir noticias, cada vez más inundada de pesimismo y negatividad, que nos ha vuelto una sociedad triste, débil y temerosa que se entrega a una prevención desordenada y fútil, cuestión que la pandemia no ha hecho más que poner de manifiesto. Una información que se nos sirve siempre con la intención de sobresaltarnos, de generar un nuevo hype que nos ha convertido ya en adictos a ese sobresalto, a las noticias falsas y al rumor, algo que con la crisis sanitaria se ha acrecentado aún en mayor medida. 

Una realidad en la que las instituciones han dejado de ser referencias, mientras recrudecen sus luchas intestinas en un universo paralelo al de una sociedad que muestra su desafección y se entrega a una peligrosa nostalgia ante la incertidumbre del futuro.

Nada de lo que hoy vivimos emerge por generación espontánea, sino que es fruto de un devenir que las páginas de libros como Insatisficción ayudan a desentrañar. Desconocemos lo que ha venido para quedarse, pero lo que es seguro es que los buenos libros siempre permanecen con nosotros. Espero que Insatisficción se quede mucho tiempo contigo.

Si quieres saber más sobre este libro puedes hacerlo aquí o en el blog del autor

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