CLAVES PARA AYUDAR A NUESTROS HIJOS A TENER UNA AUTOESTIMA SANA

¿Por qué me siento atascado? ¿Nacemos empáticos o aprendemos a ser empáticos? ¿Cómo nos comunicamos con nuestros hijos? ¿Cómo podemos ayudar a nuestros hijos a ser personas con una autoestima sana?

Seguro que estas preguntas han pasado por tu mente alguna que otra vez. Ser madre o padre es una tarea complicada y todo el mundo quiere hacerlo bien. Nekane González y Virginia Gonzalo, psicopedagogas y expertas en la materia, te lo ponen fácil con La emoción de educar, recientemente publicado en Oberon, un manual para educar desde la emoción y hacer de la familia un lugar donde siempre se quiera estar, los hijos y las hijas siempre quieran volver y al que todos se sientan orgullosos de pertenecer.

En el libro, encontrarás todas aquellas cosas que siempre se dan por hecho, a la hora de educar a los hijos, pero nunca se sabe cómo ponerlas en práctica. Las autoras te ofrecen herramientas para el futuro, pero sobre todo para el presente. Todo ello potenciando el “idioma del corazón”, y desarrollando la inteligencia emocional.

Y de entre todos los conceptos que tocan Nekane y Virginia en su libro, hoy os queríamos hablar de la autoestima, ya que es uno de los pilares más importantes de una persona porque influye directamente en todas las áreas de su vida.

La respuesta es clara: cuanto antes empecemos a fomentarla, más protegidos estarán frente a situaciones que le acontecen en el día a día. Existen tres momentos claves en el desarrollo de la autoestima:

  • De los 14 a los 18 meses, cuando comienza la percepción de uno mismo.
  • Cuando los niños comienzan a tener percepción de sí mismos en relación con el mundo que les rodea.
  • En la adolescencia, que suele ser el momento más crítico, pues es la fase de cuestionarlo todo.

Dependiendo de cuánto nos queramos, de lo bien que nos cuidemos y de cuánto confiemos en nosotros, estaremos sentando las bases para construir una sana y sólida autoestima.

La autoestima se basa, sobre todo, en la percepción que tienes de ti mismo y, por otro lado, la relación que tienes con los demás. Partiendo de esta idea, podemos diferenciar diferentes situaciones:

  • Tú te das mucho, los demás te dan mucho.
  • Tú te das mucho, los demás no te dan.
  • Tú no te das aquello que necesitas y entonces dependes de los demás.

Y… la dependencia emocional es un riesgo real que existe.

  • Acéptalo y respétalo tal cual es. De este modo, les estaremos enseñando a aceptarse y respetarse también a sí mismo tal cual es.
  • Valida sus emociones. Si para tu hijo es importante, evita restarle importancia a su sentimiento y así le harás sentir valorado y tenido en cuenta.
  • Potencia y mejora sus habilidades sociales, pues serán un importante apoyo cuando de marcar límites o relacionarse con los demás se trate.
  • Ofréceles la capacidad de ver el lado bueno de las cosas.
  • Hazle propuestas de retos que fomenten la automotivación frente a la exigencia de tareas que puedan favorecer la frustración por excesiva demanda. Practica el reto de manera gradual.
  • Transmítele que es una persona única y que “de todos los niños del mundo siempre lo hubieras elegido a él o a ella”.
  • No evites que entre en conflictos: dótalos de recursos para enfrentarse a ellos.
  • Ofrécele la oportunidad de equivocarse evitando la sobreprotección.
  • Establece límites claros, sencillos e incorpóralos poco a poco.
  • Proyecta una imagen positiva de ellos mismos para que se valores y respeten en todo momento.

 

¿Te has quedado con ganas de más? ¿Te apetece saber más sobre el tema o de otros como la empatía o la escucha? No dudes en hacerte con  La emoción de educar, el manual práctico para las familias (im)perfectas.

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